Nunca Menos

lunes, 26 de julio de 2010

Fuiste millones


1952 - 2010

Hoy se cumplen 58 años de no tenerla y todos los herederos del peronismo, aquellos que adherimos desde la fé más que desde los hechos por una cuestion generacional, rendimos tributo y seguimos pensando que sería hoy de nosotros si te tuvieramos. Creemos que 10 años más de tu vida hubiesen bastado para terminar de sentar las bases y dar el cambio que hoy a la distancia notamos que tanta falta nos hizo.
Hay una luz de esperanza que nos hace pensar que alguien recogió tu nombre y lo está llevando como bandera a la victoria, esperemos que el destino esta vez sea un poco más benévolo con todos nosotros.

Nunca vas a desaparecer ni de la memoria ni del corazón

1 comentario:

  1. Dolores Contrerasjueves, 29 julio, 2010

    Qué hermoso homenaje. Permitime dejarte algo que escribí y leí en la radio del muro de 678 Facebook después del Bicentenario:


    Tengo ganas de hablar de bronce y de galeras.

    Galeras, sí. Galeras, esas de las que Cristina saca la siguiente movida, siempre una jugada adelante de los barruntos de la oposición. Tenemos que agradecer que su vocación haya sido la política y no el ajedrez, porque en ese caso seríamos apenas orgullosos compatriotas de una gran maestra internacional. Para pegarle a Cristina hay que apuntarle no a donde está, sino a donde va a estar. Mientras la oposición no aprenda esto, al arco opositor esta mujer lo va a seguir llenando de goles. Cosa jodida en un año mundialista. Pero no hay riesgo de que aprendan, ellos siguen pedaleando en el aire tratando de llegar al lugar donde estaban antes.

    Galeras, como el primer atisbo que vimos del desfile, las de los Patricios despabilándonos el patriotismo al son de la marcha de San Lorenzo, cantada con el alma y no taladrándonos los oídos desde Radio 10.

    Galeras murgueras como las que se probó la Presidenta, para regocijo de millones de argentinos que, puestos a elegir, preferimos ser felices.

    Y el bronce. Me gusta el bronce. Me gusta en los herrajes, en las arañas y los picaportes. Ya no me gusta tanto cuando nos congela la historia. No me gusta el bronce que nos vende un San Martín fashion cruzando los Andes de impecable uniforme, gallardamente montado en un brioso corcel blanco, y nos escamotea la gloria de haber cruzado un poco en mula y otro poco en camilla, peleándole el aire al asma a 3000 metros de altura.

    Por decirlo claro, no me gusta la historia de estampita. No compro ni al santo de la espada ni a Frech y Berutti repartiendo cintitas cual promotoras del Alto Palermo. A mí me gustan los chisperos dispuestos a incendiar el Cabildo por un ideal de libertad.

    Al final del día, la estampita y el bronce son los grandes perdedores de la historia. Los retratos canónicos de Evita en los libros de texto duermen el sueño de los justos. Los pocos bronces con su efigie no miran al pueblo marchar por sus reclamos y sus festejos desde lo alto de las avenidas urbanas, ni arrullan el andar moroso de los amantes en las plazas de los pueblos. Más bien se aburren en los despachos de conspicuos dirigentes. Su imagen, largamente prohibida, sobrevivió escondida en las casas y en los corazones hasta que pudo florecer en los muros y en las banderas.

    El 25 de mayo tuve el privilegio de estar calle por medio con Cristina, sus ojos a la altura de los míos. Y si de algo quedé cierta, es de que esta mujer no va para el bronce.

    Esta mujer entra a la historia bailando, para horror de los que consideran un derecho natural que sus empleados, circunstancialmente en ejercicio del Poder Ejecutivo, se comporten como muñequitos de torta a casette. Bailando con el pueblo encima, se indigna un desangelado pero uniforme ejército de morochas arrepentidas y rubias de cría.

    La yegua baila con el pueblo, y lo que es peor, muchísimo peor, el pueblo baila con ella.

    No, esta mujer no va para el bronce. Como Eva, Cristina va para la tiza y el carbón, para el aerosol y el stencil, para la polémica apasionada y eterna, para la bandera a la victoria.

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