Nunca Menos

miércoles, 26 de agosto de 2009

A 58 años del Renunciamiento. Nunca otra igual



El 22 de Agosto se cumplieron 58 años del cabildo abierto de 1951 donde una multitud como nunca antes se había visto o tal vez si (el 17 de Octubre de 1945 ¨Día de la Lealtad¨), se congregó para pedirle a Evita que aceptara la candidatura a la Vicepresidencia en las elecciones de 1952 junto con su esposo Juan Perón. Los representantes de la CGT como interlocutores entre ellos dos y el pueblo, le exigían una respuesta inmediata, lo que Evita con todo el dolor del alma no les pudo dar y les pidió entonces un tiempo para pensar la respuesta.Lo que hizo que ella no pudiera darles ese ¨SI¨ tan deseado, eran las continuas presiones que recibía su esposo por parte de los militares golpistas y hasta los militares aliados a él, que no veían con buenos ojos que un ser que revindicara tanto a los más pobres pudiera tener tanto poder.Frases como ¨Yo siempre haré lo que diga el Pueblo¨ o ¨¿Cuando Evita los ha defraudado?¨ o "Renuncio a los honores, pero no a la lucha", van a quedar para siempre en la historia, y nos emocionará a todos los que entendemos su obra de amor como eso y no como ¨actos demagógicos¨ como muchos imbéciles se encargaron de inculcarle a las generaciones que la precedieron.
El fin de esta triste historia es que 9 días después Eva habló por radio para informar que había decidido renunciar a la candidatura. Ese momento es recordado como el ¨Día del Renunciamiento¨. Pocos días después se conoció que padecía de cáncer de útero, lo que fue el principio de su agonía, no solo porque fue consciente de que le quedaba poco tiempo de vida sino también por no poder terminar su obra. La agonía también fue del pueblo que sufrió cada día con ella y rezó (hasta los ateos lo hicieron) por la salud de una de las pocas personas que hicieron digno a este país. Pero este es otro capítulo que lo voy a tratar en otra ocasión con más profundidad, esta vez solo quería hacer mención al 58 aniversario del ¨Día del Renunciamiento¨ que es un día que por desgracia no lo puedo llevar en mi retina por el resto de mi vida, porque no había nacido aún como para poder verlo, pero que seguro quedará en la historia de este país por siempre.


"Confieso que tengo una ambición, una sola y gran ambición personal: quisiera que el nombre de Evita figurase alguna vez en la historia de mi patria. Y me sentiría debidamente, sobradamente compensada si la nota terminase de esta manera: De aquella mujer sólo sabemos que el pueblo la llamaba, cariñosamente, Evita".

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